Comentario
Del valle de Pachacama y del antiquísimo templo que en él estuvo, y cómo fue reverenciado por los yungas
Pasando de la ciudad de los Reyes por la misma costa, a cuatro leguas della está el valle de Pachacama, muy nombrado entre estos indios. Este valle es deleitoso y frutífero, y en él estuvo uno de los suntuosos templos que se vieron en estas partes: del cual dicen que, no embargante que los reyes ingas hicieron, sin el templo del Cuzco, otros muchos, y los ilustraron y acrecentaron con riqueza, ninguno se igualó con este de Pachacama, el cual estaba edificado sobre un pequeño cerro hecho a mano, todo de adobes y de tierra, y en lo alto puesto el edificio, comenzando desde lo bajo, y tenía muchas puertas, pintadas ellas y las paredes con figuras de animales fieros. Dentro del templo, donde ponían el ídolo estaban los sacerdotes, que no fingían poca santimonia. Y cuando hacían los sacrificios delante de la multitud del pueblo iban los rostros hacia las puertas del templo y las espaldas a la figura del dolo, llevando los ojos bajos y llenos de gran temblor, y con tanta turbación, según publican algunos indios de los que hoy son vivos, que casi se podrá comparar con lo que se lee de los sacerdotes de Apolo cuando los gentiles aguardaban sus vanas respuestas. Y dicen más: que delante de la figura deste demonio sacrificaban número de animales y alguna sangre humana de personas que mataban; y que en sus fiestas, las que ellos tenían por más solenes, daba respuestas; y como eran oídas, las creían y tenían por de mucha verdad. Por los terrados deste templo y por lo más bajo estaba enterrada gran suma de oro y plata. Los sacerdotes eran muy estimados, y los señores y caciques les obedecían en muchas cosas de las que ellos mandaban; y es fama que había junto al templo hechos muchos y grandes aposentos para los que venían en romería, y que a la redonda dél no se permitía enterrar ni era digno de tener sepultura si no eran los señores o sacerdotes o los que venían en romería y a traer ofrendas al templo. Cuando se hacían las fiestas grandes del año era mucha la gente que se juntaba, haciendo sus juegos con sones de instrumentos de música de la que ellos tienen. Pues como los ingas, señores tan principales, señoreasen el reino y llegasen a este valle de Pachacama, y tuviesen por costumbre mandar por toda la tierra que ganaban que se hiciesen templos y adoratorios al sol, viendo la grandeza deste templo y su gran antigüedad, y la autoridad que tenía con todas las gentes de las comarcas, y la mucha devoción que a él todos mostraban, pareciéndoles que con gran dificultad la podrían quitar, dicen que trataron con los señores naturales y con los ministros de su dios o demonio que este templo de Pachacama se quedase con el autoridad y servicio que tenía, con tanto que se hiciese otro templo grande y que tuviese el más eminente lugar para el sol; y siendo hecho como los ingas lo mandaron su templo del sol, se hizo muy rico y se pusieron en él muchas mujeres vírgenes. El demonio Pachacama, alegre en este concierto, afirman que mostraba en sus respuestas gran contento, pues con lo uno y lo otro era él servido y quedaban las ánimas de los simples malaventurados presas en su poder. Algunos indios dicen que en lugares secretos habla con los más viejos este malvado demonio Pachacama; el cual, como ve que ha perdido su crédito y autoridad y que muchos de los que le solían servir tienen ya opinión contraria, conociendo su error, les dice que el Dios que los cristianos predican y él son una cosa, y otras palabras dichas de tal adversario, y con engaños y falsas apariencias procura estorbar que no reciban agua del baptismo, para lo cual es poca parte, porque Dios, doliéndose de las ánimas destos pecadores, es servido que muchos vengan a su conocimiento y se llamen hijos de su iglesia, y así, cada día se baptizan. Y estos templos todos están deshechos y ruinados de tal manera que lo principal de los edificios falta; y a pesar del demonio, en el lugar donde él fue tan servido y adorado está la cruz, para más espanto suyo y consuelo de los fieles. El nombre deste demonio quería decir hacedor del mundo, porque camac quiere decir hacedor, y pacha, mundo. Y cuando el gobernador don Francisco Pizarro (permitiéndolo Dios), prendió en la provincia de Caxamalca a Atabaliba, teniendo gran noticia deste templo y dela mucha riqueza que en él estaba, envió al capitán Hernando Pizarro, su hermano, con copia de españoles, para que llegasen a este valle y sacasen todo el oro que en el maldito templo hubiese, con lo cual diese la vuelta a Caxamalca, Y aunque el capitán Hernando Pizarro procuró con diligencia llegar a Pachacama, es público entre los indios que los principales y los sacerdotes del templo habían sacado más de cuatrocientas cargas de oro, lo cual nunca ha parecido, ni los indios que hoy son vivos saben dónde está, y todavía halló Hernando Pizarro (que fue, como digo, el primer capitán español que en él entró) alguna cantidad de oro y plata. Y andando los tiempos, el capitán Rodrigo Ordónez y Francisco de Godoy y otros sacaron gran suma de oro y plata de los enterramientos, y aun se presume y tiene por cierto que hay mucho más; pero como no se sabe dónde está enterrado, se pierde, y si no fuere acaso hallarse, poco se cobrará. Desde el tiempo que Hernando Pizarro y los otros cristianos entraron en este templo, se perdió y el demonio tuvo poco poder, y los ídolos que tenía fueron destruídos, y los edificios y templo del sol, por el consiguiente, se perdió, y aun la más desta gente falta; tanto, que muy pocos indios han quedado en él. Es tan vicioso y lleno de arboledas como sus comarcanos, y en los campos deste valle se crían muchas vacas y otros ganados y yeguas, de las cuales salen algunos caballos buenos.